POLITICA EXTERIOR DEL ESTADOPLURINACIONAL

 

En el ámbito de las relaciones y la política internacional, la propuesta del gobierno se fue construyendo en base a premisas e intuiciones, que no estuvieron muy explicitas a inicios de la gestión, el año 2006. De hecho, en la propuesta del MAS “10 medidas para cambiar Bolivia”, era tan fuerte la Agenda interna que opacaba la escena internacional.

Sin embargo, simultáneamente, consiente de la importancia del respaldo y el peso del nivel internacional, una de las primeras acciones significativas de Evo Morales -ya como presidente electo-, fue la de realizar una gira internacional por varios países de América, Europa, Asia y África. Ese acto y la “anécdota” de la “chompa”, no solo dieron vuelta al mundo en las portadas de los periódicos, sino que dieron las primeras luces de lo que sería la política exterior de Bolivia del año 2006 adelante: una política con identidad y perfil propio, bajo liderazgo y presencia del presidente indígena.

En los detalles abundan las señales, y esa fue una señal para quienes querían entender: ni monarquías ni patrones, ni complejos ni imitaciones: identidad y dignidad.

Con la misma lógica, el presidente Morales eligió a David Choquehuanca, un líder indígena de comunidad, como primer Canciller del proceso de cambio y como primer Canciller del Estado Plurinacional.

Hasta entonces, una de las características de la diplomacia boliviana no solo fue ser patrimonio de pocas familias, sino que nuestra presencia en el mundo, casi sin excepciones, estuvo marcada por la dependencia y la aceptación de los designios externos. Antes, la política internacional estaba centrada en el tema de cooperación. Cooperación y pobreza, además del tema marítimo. Sólo hubo una pequeña innovación a principios de los años 90 cuando se habló de la hoja de coca.

A partir del año 2006 se fue elaborando y sistematizando una política internacional que todavía se encuentra en proceso de consolidación. Los cinco pilares/principios de esta política exterior se definieron de la siguiente manera:

  • Ejercicio efectivo de la soberanía. Dejando de ser “caja de resonancia” de consignas e intereses ajenos, revalorizando nuestra identidad, recuperando la autoestima y fortaleciendo nuestra dignidad. El ejercicio de la soberanía, no solo como mecanismo defensivo de nuestros intereses particulares, sino, principalmente, como el ejercicio pleno de nuestra libertad de innovar y crear, de profundizar y fortalecer la integración con los países de la región y el mundo.
  • Diplomacia de los pueblos. Como un nuevo enfoque que no privilegia solo el relacionamientos entre estados y gobiernos, sino también con las organizaciones sociales y la sociedad civil, en una relación sinérgica que fortalece nuestra presencia global. Siendo un gobierno surgido de las movilizaciones sociales y de las luchas de los pueblos indígenas y de la sociedad civil, tenía que reflejar este sentido, también a nivel internacional.
  • Diversidad cultural. Que es un reconocimiento y respeto a la diversidad de pueblos y culturas. Un reconocimiento a las diversas identidades, negando modelos civilizatorios homogeneizadores o culturas únicas y/o “superiores”. Pero también –y principalmente-, representa la valoración positiva de lo diverso y plural tanto a nivel local como global, así como en los distintos ámbitos de la economía, la política, los social, los cultural, el medio ambiente, etc.
  • Armonía con la naturaleza. Siguiendo con el principio anterior, se entiende que la diversidad de la vida solo puede protegerse y respetarse buscando la armonía en nuestro relacionamiento con la naturaleza y todo ser vivo. Defendiendo la biodiversidad y el uso de energías limpias y amigables con el medio ambiente.
  • Reducción y superación de las asimetrías. Premisa que permite la búsqueda y promoción de la complementariedad y solidaridad, antes que la competencia. Reconociendo que el mundo ya está bastante desequilibrado y desigual, por lo que toda negociación tiene que tener presente esta realidad y propugnar su superación. Teniendo presente que la profundización de las desigualdades es la fuente más grande de injusticias y confrontación.

Se trata, entonces, de una política exterior orientada a construir un mundo más equilibrado, diverso, inclusivo y armónico con la naturaleza y entre los seres humanos, para el “vivir bien” de todos los pueblos a nivel global. Política que ya tiene resultados concretos en varios ámbitos.

Quizá uno de los resultados más representativo y visible es el vinculado a una política exterior con identidad propia. El ejercicio efectivo de la soberanía ha permitido que se logre un liderazgo indiscutible a nivel mundial y que Bolivia sea reconocida en todo el planeta.

Resultado de ese liderazgo, es la capacidad de convocatoria que tiene el presidente Morales. Nunca antes se había arriesgado nuestro prestigio y posicionamiento internacional, convocando y organizando eventos internacionales de la envergadura de los que se realizaron durante los últimos años. No solo se organizaron eventos recurrentes, como la 42ª Asamblea General de la OEA en Cochabamba; sino que se innovó convocando a la 1ra. Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. En ejercicio de la presidencia pro tempore del G 77 + China, se convocó a la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 77, “Por un Nuevo Orden Mundial para Vivir Bien”, que se desarrolló en Santa Cruz y tuvo una gran participación de países de los cinco continentes. Entre las resoluciones de la reunión entra el tema del “Vivir Bien”, la Madre Tierra y los principios andinos del ama suwa (“no seas ladrón”), ama llulla (“no seas mentiroso”) y ama qhilla (“no seas flojo”).

Este liderazgo también se desprende de las visitas de Evo Morales a distintos países. Realizo la primera visita oficial bilateral de un presidente boliviano al África (Argelia). Ya antes había estado en Guinea Ecuatorial, pero en un evento multilateral. Igualmente estuvo visitando Bielorrusia, Francia, Irán, Rusia, China, Corea y ha estado por casi todo el planeta, incluida las islas Fiji. No tenemos antecedentes de un presidente boliviano tan solicitado y que haya viajado tanto a nivel internacional. Eso muestra la fuerte presencia de Bolivia en el contexto mundial.

Igualmente, se innovó en el lenguaje del sistema internacional y de los organismos multilaterales. El “Vivir bien” ya no es solo un tema interno de Bolivia, ya es una propuesta alternativa que tienen cada vez más adeptos, y es citado en documentos oficiales de Naciones Unidas. Es muy difícil cambiar el léxico de los foros multilaterales, puesto que cada vez que se propone algún nuevo concepto hay debate, tiene que haber consenso y, normalmente, se remiten al “lenguaje acordado”. Bolivia consiguió cambios en corto tiempo.

Otro gran logro se dio en el tema marítimo, donde se logró mover los cimientos de la estrategia que tenía Chile para enfrentar el diferendo. Se inició con la construcción de la Agenda de los Trece Puntos, que fue un ejercicio de ordenar la relación bilateral, desde una visión sistémica. Donde, por primera vez, se incluyó el tema marítimo como parte de la Agenda común. El Sexto punto era el tema del Mar, como un tema pendiente que había que resolver. Al no lograr resultados, se va hasta La Haya.

Durante estos años, más allá de la demanda ante la Corte Internacional de Justicia, se ha posicionado el tema en la Agenda internacional no solo de la región, sino a nivel mundial. Se cambió el guion de un país inestable, que utiliza una demanda sentida y emotiva para hacer política interna. Ahora es Bolivia quien ha demostrado mayor estabilidad institucional, mostrando que la demanda de una salida soberana al Océano Pacifico fue una política de Estado permanente. Más aun, se mostró al mundo que, para la hermana República de Chile, también fue un tema recurrente lograr un acuerdo y brindar a Bolivia una salida soberana al mar.

Ante la Corte, no estamos demandando revisar el acuerdo de 1904. Estamos demandando que Chile cumpla lo comprometido mediante acciones voluntarias y unilaterales. Entonces, ahí también se está innovando en la política internacional. El principio básico es la buena fé de los Estados y entender que ningún estado oferta o negocia buscando engañar al otro. Un Estado serio cuando negocia está buscando resultados concretos, más aun cuando ofrece alternativas de manera voluntaria.

Respecto a la revalorización de la Hoja de Coca, se logró despenalizar el akulliku y que se respeten nuestras tradiciones culturales. Es decir, se logró algo que parecía imposible. Fue una estrategia audaz y arriesgada, pero basada en una reivindicación identitaria y objetiva, frente a la falta de coherencia de algunas disposiciones internacionales. Cuando no se logró que se aprueben las objeciones a la Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, (sobre la clasificación de la Hoja de Coca -en su estado natural-, como estupefaciente), se salió de la Convención. Reingresando luego con la incorporación de una reserva a la Convención, la cual enfatiza el reconocimiento al consumo y uso de la hoja de coca, en su estado natural, para fines culturales y medicinales. Esta reserva fue aceptada por la gran mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas.

Otro tema fundamental en el que ha incidido la política exterior es el referido al medioambiente. La participación de Bolivia en distintos foros ha posicionado un nuevo espectro de temas y, principalmente, ha permitido articular posiciones contestatarias y alternativas al “discurso oficial” (casi siempre ligado a países industrializados). Se mantuvo un ritmo y una presencia en el tema que puso a Bolivia en la vanguardia, con un discurso propio. Ahí también se cambió el léxico de Naciones Unidas. A propuesta de Bolivia se logró que se hable de la Madre Tierra (Pachamama). Igualmente, se asumió la concepción del acceso al agua como un derecho humano fundamental. Se logró el reconocimiento de los Saberes Ancestrales como ciencia y el establecimiento de un dialogo inter-ciencia con los demás saberes. En Cambio Climático, contra todos los intereses por mercantilizar la naturaleza, se logró establecer un mecanismo alternativo de manejo sustentable de bosques.

La defensa y protección de bolivianas y bolivianos en el extranjero, también es fundamental para la actual política exterior. En este ámbito, en colaboración con el Tribunal Supremo Electoral, se garantizó el derecho político al voto en el exterior. Se informatizo la atención de certificados oficiales del Servicio de Registro Civil y se emiten Cedulas de Identidad en los países limítrofes. Igualmente se conformaron dos Centros emisores de pasaportes en el hemisferio norte. Se brinda atención humanitaria repatriando cuerpos y menores, además de la efectivización de consulados móviles.

Como lo señalamos en un principio, toda esta política está en proceso de consolidación. En términos estratégicos, queda pendiente la sistematización y asimilación de la “nueva narrativa” de Bolivia en el mundo, la relectura de la historia de nuestra presencia en el mundo con lentes de Estado Plurinacional.

El liderazgo y la presencia del presidente Morales ayudaron a reconocer la presencia de Bolivia en el mundo. No están lejos los días cuando, al hablar de Bolivia, se escuchaba “y … donde es eso?”. Luego de un tiempo ya se escuchaba “Bolivia..? Ah, si, Evo Morales”. Sin embargo, esta brecha entre el prestigio del presidente y el reconocimiento del país, poco a poco va desapareciendo. No porque el presidente sea menos conocido, todo lo contrario, sino que cada vez se conoce y se quiere conocer más sobre Bolivia. Ahora ya es “Bolivia? Ah, si, Evo Morales, Estado Plurinacional y, … Vivir Bien y, … salida al mar”.

Ahora la política exterior tiene un discurso propio, iniciativa y liderazgo a nivel internacional.